
Una mujer y su hijo fueron las nuevas víctimas de la inseguridad en su casa de la localidad de Villa Elisa, en momentos en que se encontraban durmiendo la siesta.
La mamá y el papá declararon en la primera audiencia. Necesitaron un traductor. Su testimonio fue revelador y muy emotivo. Exigieron la condena de los acusados. El debate podría sentar precedentes en torno a la seguridad y responsabilidad en los natatorios, sobre todo en las colonias de verano.
POLICIALES 31/10/2024
Con más de 30 grados y una de las salas más reducidas del fuero penal, comenzó ayer uno de los juicios orales que, paradójicamente, se preanunciaba como uno de los más convocantes de este 2024. En la primera jornada dieron un conmovedor relato el papá y la mamá de Lucas Lin, el niño de cinco años muerto en una pileta del Colegio Lincoln de La Plata.
Así fue el inicio de este debate oral -pero tan “público”-; pues la publicidad quedó acotada a un puñado de familiares, sentados en unas pocas sillas agolpadas en un rincón de la estrecha sala ubicada en el primer piso del fuero de 8, 56 y 57. Afuera, en los pasillos y en las escalinatas de acceso al denominado “Palacio de Justicia” había más gente que adentro. Una vergüenza. Porque la publicidad de los juicios, tanto como la oralidad plena, debiera ser una premisa. Y no una excepción.
Un diminuto y antiguo equipo de aire y un maltrecho ventilador tuvieron que lidiar durante horas frente al agobiante calor del 30 de octubre, la escasez de aberturas y la gran cantidad de concurrentes, en su mayoría “no público”, sino tribunal, asistentes, y los equipos de la fiscalía, de las defensas y del particular damnificado, junto a los acusados.
Precisamente, en el banquillo, allí fueron ubicados al otro extremo de la sala, los ocho acusados. Codo con codo. Y con el sudor a flor de piel. Recién al finalizar la jornada se anunció que la próxima audiencia será en la sala principal. Eso será el próximo lunes 4 de noviembre, con más espacio y oxígeno.
¿Por qué poner tanto el acento en el espació físico de un juicio? Porque la palabra, en términos de verdad jurídica, circula entre textos y contextos. Ayer, en la primera audiencia, hubo dos testimonios desgarradores que merecieron ser escuchados. Lij Yan Ying es la mamá. Pidió “Justicia y cárcel” para los culpables. Min Lin, es el papá. Clamó “Verdad”. Se los notó rotos en mil pedazos. “Queremos justicia para nuestro hijo”, dijeron, rompiendo en llanto. Apenas comprenden el castellano. Y poco lo pueden hablar.
Entonces, frente a esos magistrados y letrados, ¿cómo dar sentido, ¿cómo poner en palabras la pérdida de un hijo, de un niño de tan solo cinco años? En pocos meses se van a cumplir seis años de la tragedia, cuando el pequeño Lucas Lin murió en el natatorio del Colegio Lincoln de La Plata. Eso ocurrió el 5 de febrero de 2019. Y ahora sus padres, Linj y Min desgarrados en dolor y llantos pidieron castigo para los responsables.
Con el apoyo de un traductor, el testimonio de los padres fue escuchado atentamente y con máximo respeto por parte de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) III, Andrés Vitale, Santiago Paolini y Ernesto Domenech.
La fiscal de juicio, Helena de la Cruz, procurará posicionar en el centro del debate la responsabilidad de las instituciones educativas y sus autoridades, lo que fijaría un precedente en la materia. Los acusados Martín Argüelles y Carolina Muro, enfrentan cargos de “abandono de persona seguida de muerte”. Otros tres implicados –Osvaldo Ramos, Marcos Echaniz y Rosana Costa– están sindicados por “homicidio culposo”. Hasta allí serían las autoridades o responsables escolares o educativos.
En el banquillo de los acusados también se encuentran los exinspectores municipales Myriam Viviana Salinas y Diego De Luca, bajo los cargos de “incumplimiento de los deberes de funcionario público” por, presuntamente, no haber llevado adelante los controles y verificaciones necesarias en las instalaciones del colegio.
Es que la ausencia de cámaras de monitoreo en la pileta, adunado a la supuesta ausencia de personal capacitado, han sido pruebas de cargo sostenidas por la fiscal de instrucción Cecilia Corfield y ahora podrían ser validados en la acusación de este juicio.
Entre los ocho acusados, ayer llamó la atención la presencia en pleno debate de Rubén Monreal, propietario del Colegio Lincoln. Ya había sido sobreseido por los jueces de la Casación bonaerense, con sede en La Plata. Pero una apelación de los abogados que asisten a los padres de Lucas Lin, los jueces del máximo tribunal penal de la provincia dispusieron que Monreal sea juzgado en este debate oral por el delito de “homicidio culposo”.
Los letrados que asisten a los padres de la víctima en el rol del particular damnificado son Andrea Reynoso y Matías Pietra Sanz. Ambos consideran que el hecho de ser propietario del Colegio Lincoln amerita que se encuentre junto al resto de los imputados para responder ante el tribunal oral por qué el establecimiento educativo, y en particular el sector de natatorio, carecía de los elementos de seguridad necesarios.
Reynoso y Pietra Sanz aducen que el colegio poseía la obligación de velar por la integridad física de los menores que concurrían a sus instalaciones y sobre todo a las actividades de verano, y dentro de los natatorios que requieren de un mayor cuidado, control y arbitrio.
Por su parte, los abogados defensores de Monreal, Flavio Gliemmo y Santiago Irisarri argumentan que su asistido no tenía responsabilidad directa en la supervisión de la pileta.
El caso arribó a la instancia de juicio luego que la fiscal Corfield acreditó que el niño Lucas Lin asistía a la colonia del Colegio Lincoln junto a sus compañeros cuando, alrededor de las 15:30 del 5 de febrero de 2019, fue hallado ahogado en la pileta.
En la segunda jornada del juicio, fijada para el próximo lunes, se aguarda el testimonio de peritos y del personal del colegio que se referirán a las condiciones de la pileta y los sistemas de seguridad.
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