Los estudiantes y la crisis

La Plata es una ciudad que se distingue por muchas cualidades, pero una histórica es el ritmo de vida que le otorgan los más de cien mil estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

REGIÓN 18/04/2024
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En sus 17 facultades aloja a jóvenes y no tan jóvenes que buscan formarse para ser profesionales o técnicos, pero día tras día, les cuesta cada vez más llegar en micro, comprar libros o sacar fotocopias, alquilar y alimentarse. 

 

En esta nota, desde Capital 24 dialogamos con diferentes estudiantes para que cuenten cómo ajustan su realidad a la crisis económica.

 

En la puerta del Comedor Universitario “Malvinas Argentinas”, alrededor de las once y media de la mañana ya se forma una fila de más de una cuadra. Esta es una de las cuatro sedes donde se puede acceder a un menú nutritivo a $1060 y ayer, miércoles, fue día de pollo con ensalada. 

 

“Vengo desde La Matanza a estudiar ingeniería electrónica, la elegí porque La Plata es la única que tiene esa carrera”, contó Juan, quien se mudo a la ciudad a una pensión de la zona céntrica por la que paga 90 mil pesos por una habitación compartida. 

 

“El comedor es lo que más ayuda”, enfatizó para resolver el costo de la comida.

 

Luciana Gándara, o “Lula” como la llama su compañera, es oriunda de Chacabuco, una ciudad de la provincia de Buenos Aires. Tiene 22 años y estudia Sociología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y consiguió un alquiler para este año a 180 mil pesos por mes. 

 

“Empecé a vender cosas tejidas al crochet, que es algo que hago desde muy chica y con lo que vendo en ferias o con la poesía a la gorra puedo costear el micro y algo de la comida”, contó “Lula”. 

 

La necesidad de emprender se repite en la historia de Juliana Zanella, una chica de 19 años que llegó desde Ushuaia para estudiar Filosofía. “Mis papás me están manteniendo, pero entre alquiler, la SUBE, la comida y que hay que buscar precios en todos lados, hay que estar saliendo, la facultad, que además me queda relativamente lejos y tengo que tomarme el bondi, viste, es un gasto de plata grande”, remarcó en una especie de desahogo. 

 

La situación se pone mucho más compleja cuando, al menos hasta este día de abril, aún no se ha depositado el boleto estudiantil. El mismo consiste en la cobertura por ley de al menos 45 viajes para cada estudiante que se inscriba.

 

Por estos gastos, Juliana comenzó con un emprendimiento de pulseras y collares de macramé, aprovechando una técnica que le enseñó su abuela cuando era chica.

 

La otra opción es la economía circular, como el caso de José Mansom, estudiante de la Tecnicatura en Sonido de la Facultad de Artes, que empapeló en el buffet y la fotocopiadora con un flyer ofreciendo pizzas caseras para llegar a pagar el alquiler.

 

Es de San Martín de Los Andes y al tener cerca la renovación, sabe que tiene que juntar una gran cantidad de dinero.

 

Renata, una joven platense de 22 años que aún vive con sus padres, agregó que la situación se complica al momento de buscar trabajo. “Busco por todos lados y todo el tiempo, pero la verdad que está bastante complicado, la gente no busca renovar empleados por toda esta situación y bueno, se complica”. Está pensando en volver a activar un emprendimiento de budines y otras comidas para empezar a cubrir algunos de sus gastos.

 

En todas las personas consultadas se repite el mismo patrón: cambiar hábitos para empezar a ahorrar. Usar el comedor, llevar comida, cursar menos días para pagar menos de transporte, usar la bici, empezar a emprender.

 

Daniela Martínez estudia Psicología y tiene 19 años. Viaja todos los días en el Tren Roca desde Quilmes para venir a cursar. Eligió la Universidad Nacional de La Plata por su prestigio y orientación académica en el plan de estudios de la carrera. A fines de 2023 comenzó con “Nicoletta”, un emprendimiento junto a una compañera de la facultad que ingresaron juntas.

 

“Nació todo como una ayuda entre las dos. A mi me cuesta llegar a la SUBE y ella también a comprar la comida en La Plata, con el alquiler y demás. Hoy en día nos está ayudando un montón. Aunque sea lo más mínimo”, contó. Ayer, ambas participaron, junto a las otras emprendedoras mencionadas, de una feria en el predio del ex BIM 3 en el marco de un abrazo a la educación pública. 

 

“Me parece genial que se dé la instancia de hacer una feria acá, que haya compañeros organizados que se encarguen de eso. Somos personas y necesitamos estar autogestionados”, agregó Daniela.

 

 

 

El caso de los extranjeros

 

 

 

En los últimos años, jóvenes de distintos países de Latinoamérica comenzaron a elegir la Universidad de La Plata para realizar una carrera universitaria. Entre los factores más decisivos de su elección se encontraba no solo la calidad de la educación, sino también la situación cambiante de la moneda extranjera que inclinaba la balanza a su favor. 

 

Antes podían pagar la vivienda, comer y salir con tan solo 300 dólares al menos, dinero que hoy solo les alcanza para pagar el alquiler.

 

“Ahora empecé a trabajar, espero que la situación repunte. Si bien no decidí irme, espero que la situación repunte”, contó Alma, estudiante de Medicina y oriunda de Brasil.

 

Junto a su grupo de amigos alegó que conocían la situación inflacionaria de Argentina pero no imaginaban que podía cambiar tanto de un día al otro.

 

“De mi grupo de amigos ya se volvieron tres”, agregó otro estudiante que vino desde Colombia. “No me iría porque ya estoy casi en cuarto año, quiero hacer los esfuerzos para terminar la carrera”, enfatizó.

 

En el medio de sus relatos, también se mostraron preocupados por la situación presupuestaria de la Universidad. La amenaza del Gobierno nacional de no aumentar las partidas presupuestarias hace que muchos se pregunten qué va a pasar en el segundo cuatrimestre y si vale la pena seguir haciendo esfuerzos para invertir en quedarse.

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