Desde Ensenada, el laboratorio IQP se convirtió en un referente nacional de insumos médicos

Trabaja hace más de medio siglo ofreciendo calidad, compromiso y productos que salvan vidas.

REGIÓN 13/08/2025
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Por Gabriel Ríos Malan

www.serindustria.com.ar, especial para Capital 24

 

En 1966, de la mano del ingeniero químico Carlos Javier Rivero y su esposa María Trinidad Macchi se plantó la semilla de una empresa que hoy desde Ensenada -corazón productivo de la Región Capital- abastece a clínicas, hospitales, farmacias y distribuidores de todo el país. El sueño, el empuje y la capacidad para sortear mil y una crisis, permitió que  IQP (Industria Química Platense) se consolide como un referente nacional en insumos médicos. 

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Lo que comenzó en 1966 como un pequeño laboratorio de productos de limpieza pronto se transformó en una firma especializada en gasa médica, uno de los insumos más esenciales para el cuidado de la salud. “Empezamos vendiendo gasa en piezas, hierbas medicinales, agua oxigenada y bicarbonato. Con el tiempo, la gasa se convirtió en nuestro fuerte”, recuerda Trinidad, quien dirige la empresa desde 1994, tras la pérdida de su esposo.

 

A sus 82 años, con energía y claridad admirables, sigue al frente de una compañía que, además de gasa estéril, produce algodón, apósitos quirúrgicos y postparto, cumpliendo estrictas normas de la ANMAT. IQP cuenta con 15 empleados, en su mayoría mujeres y un complejo sistema de esterilización que garantiza la máxima calidad y seguridad de cada producto.

 

En 1978, IQP estrenó su planta en Ensenada, diseñada desde cero para cumplir con los estándares del ministerio de Salud bonaerense. Los años trajeron regulaciones más exigentes y también desafíos: crisis económicas, quiebras de clientes y hasta la necesidad de negociar cara a cara con multinacionales para mantener la provisión de insumos. “Siempre fuimos con la verdad y eso nos salvó”, afirma Trinidad.

 

Crisis y crecimiento

 

La empresaria recuerda la hiperinflación de 1989 como una de las etapas más duras: “Tuvimos que comprar un segundo teléfono porque, mientras recibíamos los pedidos, había que llamar a los proveedores y asegurar que nos entregaran”. La perseverancia y la reputación de cumplimiento le permitieron superar cada obstáculo. “Un industrial me presentó diciendo: ‘Siempre se habla del valor de la palabra de hombre, pero ella tiene palabra de mujer’”, cuenta con orgullo.

La gasa, ya sea tubular, un invento argentino o rectilínea, original de la India donde se ofrece un hilado más fino, debe cumplir estrictos procesos de blanqueo e hidro filiación. “Nuestra directora técnica revisa cada lote y si no cumple los requisitos, los rechaza”, asegura Trinidad. El compromiso con la calidad es absoluto: las máquinas esterilizadoras son manejadas por profesionales y se someten a verificaciones periódicas para asegurar un impecable funcionamiento.

 

En la actualidad, IQP llega a farmacias y hospitales a través de distribuidores y grandes cadenas como Farmacity, COFARMEN, SuFarma y Sumed. Aunque cuenta con capacidad para exportar, Trinidad confiesa que prefiere no embarcarse en ese camino: “Es un desafío enorme y requiere energía que hoy prefiero destinar a consolidar lo que tenemos”.

 

Cofundadora de la Asociación Civil Empresaria de las Diagonales (ACED), Trinidad mantiene un vínculo cercano con otros emprendedores y alienta a los más jóvenes a animarse: “Crisis siempre hay, pero todo pasa. Hay que tener perseverancia, constancia y estar encima de la empresa. No es fácil, pero tampoco imposible. El ojo del amo engorda el ganado”.

 

En tiempos en que muchas PyMEs no superan los primeros años, IQP es prueba de que la honestidad, el compromiso y la calidad pueden sostener a una empresa por más de medio siglo. Desde el Gran La Plata, su gasa sigue acompañando cirugías, curaciones y emergencias en cada rincón del país, hilando no solo fibras, sino también historias de esfuerzo y esperanza.

 

 

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